Tica Fernández Montesinos fue una de aquellas niñas que perdieron la guerra, que escuchaban atemorizadas en los refugios los bombardeos, que tuvieron que cambiar de vida. Su infancia de alegría fue eliminada tras el asesinato de su tío Federico García Lorca y de su padre, el alcalde socialista de Granada Manuel Fernández Montesinos. La Huerta de San Vicente, un paraiso en mitad de la vega, se transformó en el escenario de la tragedia para una niña de cinco años llamada Vecenta Fernández Montesinos ( Tica por el diminutivo de Vicenta). Acaba de publicar a modo de memorias el libro " Notas deshilvanadas de una niña que perdió la guerra.
"Mis vivencias más impresionantes se refieren a la Huerta de San Vicente, porque allí pasábamos los veranos, y durante mi convalecencia de otitis, porque entonces no había penicilina, mi padre me mandó allí". "Mis primeros recuerdos están muy ligados a mi tío Federico, que me enseñaba canciones mientras tocaba el piano, el que ahora se encuentra en el museo de la Huerta".
El poder casi sanador de la voz de Federico,lo cariñoso con los niños y cómo me mimaba.
Todos éstos momentos alegres fueron teñidos de luto en aquel verano de 1936.
" Mataron a mi tío y a mi padre y yo sólo era una niña de cinco años. Intentaron ocultarnos la muerte de Federico y de mi padre, que era el primer alcalde socialista de Granada". " A mi hermano Manolo y a mí, nos vistieron de medio luto. Me pusieron un vestido de cuadros blancos y negros y un lazo negro en el pelo." " Su madre Concha García Lorca y sus abuelos Federico y Vicenta, también vestían de luto riguroso"
En el año 1939, al finalizar la Guerra Civil, abandonan Granada con destino a Madrid. Atrás queda una ciudad en la que habían sido señalados con la muerte.
"Dejamos el luto y retomamos las visitas y salidas que haciamos", señala la sobrina del poeta. "Mi madre y mi abuelo se encargaron de conseguir los pasaportes para poder viajar a New YorK y nos ayudó mucho en las gestiones Soledad Ortega, la hija de Ortega y Gasset". Antes de abandonar el pais y para salir camino del exilio, tuvimos que prometer que no hablariamos mal de España.
Madrid fue la antesala de New York, la ciudad que impresionó al poeta granadino y donde se encontraban sus tíos Isabel y Francisco García Lorca, quién se había enamorado de Laura de los Rios, la hija de Fernando de los Ríos, el último embajador de la República en Estados Unidos.
La llegada a New York fue triste porque allí nos esperaban Isabel, Francisco y Laura de los Ríos, con quienes nos fundimos en llantos y abrazos.
Pasaron los años y la familia García Lorca regresa a Madrid a su vuelta del exilio. Tardaron mucho en regresar a Granada pero, según cuenta Vicenta, se emocinó cuando al volver fue a visitar a la familia de su padre, quien también regresó a la Huerta, donde todo empezó, pero ya era otro lugar muy diferente al de la niña del columpio, porque aquel escenario enlutó su vida.
Por Juán Luís Tapias.
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